Identidad Profesional y Web 3.0

Ignacio Peruzzo
7 min readJan 26, 2022

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El día que comienzo a escribir esta nota me pasé la mañana completa actualizando mi perfil de LinkedIn. La realidad es que es una red social que estaba usando muy poco, Twitter siempre me resultó la plataforma más útil y desde que ingresé de lleno en el mundo crypto y de las inversiones en general esto se magnificó aún más. La cantidad de información supervaliosa que allí encuentro y la inmediatez de la misma realmente me resulta impagable. Luego también comencé a utilizar un poco más Telegram, ya que allí también la comunidad crypto es muy activa y si querés estar al día con las novedades de las plataformas, conocer problemas que están teniendo otros usuarios y demás información por el estilo, no te quedará otra que estar en Telegram (si, también en Discord).

Actualmente parece que existiera una red social para cada actividad de nuestra vida y mantenernos al día con todo es cada vez más demandante.

Si a todo esto le sumamos que es necesario estar leyendo en Medium, escuchando podcast, mirando canales de Youtube… el tiempo para LinkedIn que termina sobrando es muy poco.

Por estos días estoy queriendo ingresar al mundo de UX, como ya quedó claro en mi nota anterior, y ¿adivinen?, la comunidad de UX es muy activa en LinkedIn, ¡así que allá fuimos!

Cambié bio, foto de perfil, foto de portada y actualicé información con actividades que estoy realizando actualmente como cursos, notas escritas, videos en mi canal de Youtube, etc. Aquí es donde llegué a una encrucijada porque me di cuenta de que si quisiera es realmente muy fácil agregar cualquier tipo de información falsa. Mentir sobre meetings a los que nunca asistí, programas que digo saber usar, Dapps en las que soy usuario experto, es decir, podría agregar un sin fin de conocimientos que no poseo.

Alice dice ser CMO en Ualá, Pierpaolo Barbieri, CEO y fundador de la companía no la conoce.

Ya sé que a la hora de concretar una oferta laboral tendré que pasar un proceso más exhaustivo y seguramente toda esta información falsa o engañosa saldrá a la luz, pero no sin antes de haberle hecho perder valioso tiempo a los reclutadores.

Aquí es donde la web 3 puede hacer un ingreso triunfal y aportar algún tipo de solución. Gracias al surgimiento de los tokens no fungibles, fichas digitales únicas que se asocian inequívocamente a una wallet, y en su combinación con protocolos especializados como POAP, Proof of Humanity, ENS, Unstoppable Domains, etc podemos respaldar con total certeza nuestra identidad y distintas actividades que hayamos realizdo. También podemos tener un POAP en nuestra wallet que diga que asistimos al asado de los martes con nuestros amigos, pero ese caso de uso no nos estaría siendo de tanta utilidad en nuestro problema.

¿Cómo creo que esto podría entonces ser la solución para nuestro problema en cuestión? A grandes rasgos yo lo imagino de la siguiente manera:

En primer lugar, debemos vincular una wallet a nuestra cuenta de LinkedIn. Aquí veo un par de alternativas, podría haber una wallet específica, dentro de la interfaz de LinkedIn y al usuario se le asocia una wallet (sus privates keys) al hacer sing up. Otra alternativa podría ser que el usuario ya tenga su wallet y la quiera seguir usando, en este caso debe ser capaz de probar que él posee realmente las claves privadas de dicha billetera.

El tradicional inicio de sesión podría reemplazarse o complementarse con una interacción con una wallet non custodial.

La otra pata fundamental es que aquella institución donde nos hemos capacitado, nuestro ex trabajo, la plataforma virtual donde aprendimos a programar, etc nos dé un POAP (o podría ser un NFT dentro de un protocolo específico de la institución en cuestión) el cual quedará asociado a la wallet y eso estará respaldado criptograficamente y será inmutable dentro de una blockchain.

Llevándolo a la práctica

¿Muy difícil de entender? Vamos con un ejemplo puntual. Supongamos que estoy haciendo un curso de idioma en coursera. Al momento de crear mi usuario se me pide que asocie una wallet a la cual se me enviarán los certificados de los cursos que realice. Cada vez que termino un curso, además de descargar un lindo certificado en PDF, me permiten mintear un POAP (o un Coursera NFT) que irá directo a mi wallet, que a su vez es la misma wallet que estoy usando en mi cuenta de LinkedIn, y ya se imaginan como sigue la cadena.

Las variantes a esto que planteo en el párrafo anterior son prácticamente infinitas, se podrían dar POAPs por asistencia aunque sin rendir exámenes finales, por calificaciones obtenidas, por ser quién más colabora en las clases, como verán aquí el límite es lo que nos podamos imaginar.

Cursos que estoy realizando en Saylor academy, al finalizarlo se me podría otorgar un NFT que vaya directo a mi wallet.

Saliendo de las plataformas digitales

En cualquier visita que hayamos hecho a un médico siempre vemos que detrás tiene un sin fin de cuadritos donde nos dice las capacitaciones a las que asistió, esto no es ni más ni menos que una comprobación de sus capacidades frente a nosotros. Nos está haciendo saber que ha asistido a 25 conferencias sobre cirugías de ligamentos cruzados de rodilla y eso nos brinda tranquilidad a la hora de que tengamos que operarnos. Esto es totalmente aplicable en la web 3.0, en la cartilla médica donde elegimos con que profesional atendernos podría estar su dominio público que nos permita acceder al ver cuántos certificados de asistencias a diferentes conferencias y posgrados ha realizado. Basta de cuadritos completados con lapicera atrás del escritorio. ¿Qué pasaría si el médico decide cambiar de identidad en la blockchain? En este caso el perjudicado sería él, ya que una vez que comienza a crear su reputación como médico con una identidad en el mundo digital le convendrá mantenerla a lo largo de toda su carrera.

Un clásico de clásicos, el consultorio médico y todos los certificados detrás del escritorio.

Esto también abre posibilidades a tener múltiples perfiles. Es muy común que cuando somos jóvenes comenzamos nuestra experiencia profesional en un área que realmente no es lo que queremos para el resto de nuestra vida, pero que una vez que hemos comenzado es difícil separarnos de ella. La web 3 nos permite comenzar de cero, con una identidad digital totalmente nueva, que solo en caso de nosotros así desearlo estará ligada a nuestra identidad anterior. Podemos seguir trabajando de 8 a 17 hs en esa carrera que queremos dejar en el mediano plazo mientras a la noche estudiamos y vamos abriéndonos camino en una actividad totalmente diferente.

Esto ya se está viendo claramente hoy en día con perfiles pseudónimos sumamente reconocidos en la comunidad cripto, los cuales son respetados por su trabajo y contribuciones sin conocer su nombre real y demás aspectos de su vida personal que, llegado el caso, no aportan prácticamente nada en su actividad profesional dentro del ecosistema.

PlanB, autor del modelo Stock to Flow para analizar Bitcoin, es una de las personalidades más reconocidas en el ambiente, solo se conoce su nacionalidad y algunos aspectos de su carrera profesional.

Michael Saylor y el problema de los bots

Michales Saylor es el CEO de Microstrategy desde hace más de 2 décadas, pero logró aumentar de gran manera su popularidad cuando en el año 2020 decidió poner gran parte del balance contable de su compañía en bitcoin. Desde ese momento se volvió una voz importante de la comunidad y su carrera ha dado un giro de 180º para convertirse en uno de los principales defensores de la primer criptomoneda.

Sin embargo, desde ese momento ha tenido un problema que por ahora parece estar lejos de tener solución, y es el hecho de que diariamente ve como cientos de cuentas en diversas redes sociales intentan hacerse pasar por él y de esta manera engañar a gente desprevenida. El problema es de tal magnitud que tiene un equipo dentro de su compañía que se dedica exclusivamente a denunciar y dar de baja a dichos usuarios.

El problema no solo se reduce al intento de usurpación de identidad, sino que aún en sus cuentas personales y verificadas, recibe gran cantidad de mensajes de todo tipo de usuarios, algunos reales y otros presumiblemente bots de internet, lo cual hace que le resulte prácticamente imposible interactuar con cualquier persona que no sea de su círculo de confianza.

Frente a esto él ha planteado varias veces su solución ideal. La misma consiste en que cada usuario podría hacer un depósito de bitcoin (una cifra módica, que no signifique mucho para el usuario promedio, pero que limite el accionar de los bots maliciosos) en una dirección de la plataforma que se esté utilizando y de esta manera reciba una autenticación de identidad. Mientras mantenga el depósito podría obtener libre acceso a interactuar con otros usuarios que también hayan hecho esta verificación, y, llegado el caso de malos comportamientos, ese depósito inicial no le sería reintegrable (sería un estilo del slashing planteado en Ethereum 2.0)

El problema de la falsificación de identidades en la web 2.0 sin dudas es un problema que aún no encuentra solución. En redes sociales como Twitter esto provoca usuarios que se comportan de manera muy agresiva con el resto y que no sufren ninguna consecuencia. En casos como los de LinkedIn la presentación de credenciales profesionales falsas genera que el fin con que fue creada la plataforma quede librado a la buena voluntad de los usuarios de ser honestos respecto a su vida educativa y profesional.

Las herramientas presentadas en la nota son solo una muestra de algunos de los caminos que podrían encararse dentro de la Web 3.0 para atacar esta problemática y generar mejores relaciones en internet.

Gracias por haber llegado hasta el final de la nota, me gustaría saber que te pareció en los comentarios.

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Ignacio Peruzzo

Web 3 enthusiastic. UX writer in progress. Part-time investor. #bitcoin #ethereum #UX